domingo, 23 de octubre de 2011

Recuerdos

Han pasado ya cuatro días de tu ausencia, aunque yo lo sé desde ayer... y desde ese instante, cuando colgué el teléfono no paro de recordar tu sonrisa, tus ojos brillantes por la alegría, tus gestos, algunas de tus palabras, tus silencios, tus dudas aquellas tardes de verano donde tu corazón te decía que hicieras una cosa y tu mente te pedía prudencia, las comidas en la caseta, las ferias, los viajes en el saltamontes, el año en que todas tuvimos nuestro osito de color, las cartas que durante años hicieron nuestros inviernos algo más cortos...

Las circunstancias hicieron que nos separásemos, nos hacemos mayores y lo que antes era diversión se convierte en obligación y nos impide hacer muchas de las cosas que deseamos. Nunca supe si habías conseguido esa plaza ansiada, si habías decidido, por fin, que esa persona que te acompañaba desde tiempos inmemoriales era la adecuada para pasar por el altar, si habíais decidido tener algún bebé corriendo entre vuestras faldas. Nunca supiste que después de que me rompieran el corazón en trocitos lo recompuse y desde hace casi once años soy la persona más feliz del mundo, nunca te dije que era más que una duda y no lo hice porque sabía que te sentías incómoda, que no querías que la gente pensara algo más donde no había nada y me dolió, claro que lo hizo pero también lo entendí porque los conocía y era yo la que me iba al terminar el verano y eras tú la que se quedaba todo el año. Me dolió no volver después, pero fue imposible por una parte y por la otra yo tampoco quise.

Ahora no sé si volveré, pero estoy segura que cuando pase por la puerta de tu bloque giraré la cabeza como hacia siempre para ver si la casualidad hacia que salieses en ese momento. Sé que es imposible, que nada de lo que vivimos se repetirá, que ahora ya sólo me quedan los viejos recuerdos, aquellos en lo que tú siempre sonreías, siempre tenías una mano tendida, aquellos en los que el futuro ni siquiera asomaba por el horizonte.

Te voy a echar de menos.