jueves, 11 de marzo de 2010

Tiembla (Sonrisas I)

La tierra acaba de volver a temblar… la actividad ha cesado durante un par de minutos pero enseguida hemos vuelto a lo nuestro, no hay tiempo que perder, bajo esas moles de piedras podrían haber personas con vida. No podemos desfallecer ahora, antes del temblor hemos oído un grito o un llanto y eso nos da la seguridad de que alguien ahí abajo nos necesita.

Llevamos casi 36h sin dormir y el esfuerzo se empieza a notar, los perros deambulan más antes de ponerse sobre la pista y empezar a escarbar sobre la masa de piedra. Sabíamos a lo que veníamos pero fue un duro choque abrir los ojos a la realidad que nos encontramos, somos conscientes de que nuestro esfuerzo sólo servirá para aliviar a un número muy pequeño de personas pero al menos estamos aquí para intentarlo.

Hay demasiado ruido y necesitamos silencio, oigo algo aquí debajo, es como antes, parece un llanto muy débil.

-¡¡Chicos!! Ayudadme aquí, se oye algo- grito hacia la otra parte de los restos que estamos sondeando.

Piedras y piedras, muy lento, demasiado pero necesario, si fuéramos más rápido se podría hundir y desaparecer toda esperanza. Así que hay que ir despacio, muy despacio, piedra a piedra, a mano, apartando poco a poco, mirando que sacamos por si fuera apoyo para algo. No hay duda de que aquí cerca hay alguien, le gritamos que aguante, que estamos aquí, que vamos a por él… su respuesta es un hipido apagado, está perdiendo las fuerzas y lo sabemos, nuestro tiempo se agota, se hace de noche, cada minuto hace más frío y no creemos que nadie aguante otra noche en estas condiciones… Las piedras son más pequeñas, vamos algo más rápido, cada instante paramos para escuchar su llanto, nos guiamos por lo que oímos y a nuestro alrededor se ha hecho el silencio.

Levantamos una piedra grande y allí debajo como si de una cueva natural se tratara, acurrucado, desnudo, con las lágrimas congeladas sobre el rostro, alguien me mira con los ojos vidriosos… parece estar bien, asustado pero bien. Me acerco la manta antes de que el médico le haga un reconocimiento para poder clasificarlo. Me agarra la mano, , es un chiquillo de no más de ocho años, un milagro esa piedra que le dejó el espacio suficiente para acurrucarse; le digo que todo está bien, que ya nada tiene que temer, debe reconocer mi voz por intenta mirarme y entonces sucede, me regala una enorme sonrisa de agradecimiento…

Texto: Dsdmona

Safe Creative #1003115731769

3 comentarios:

Magia dijo...

Hay que ver qué capacidad tiene el ser humano de resistir a su propia tragedia rescatando del propio dolor lo excepcional que es una sonrisa en ese instante, pero qué si no podríamos hacer cuando no se tiene otra cosa para dar a quien viene a rescatarnos del sufrimiento.
Gracias autora. Excepcional como siempre. Saludos y felicidades. Ciao.

MeTis dijo...

casi me han dado ganas de aplaudir y todo, de alivio.

:-)

Aires dijo...

No te conocía este blog, pero me lo acabo de leer entero, me gusta! Veo que incides en dos post en los deseos por los cumpleaños, nunca escribiría yo sobre eso, creo que porque sólo celebré un cumpleaños. Besitos Desd.